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Libro de los Jubileos
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Pablo_de_Tarso
Pablo_de_Tarso
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Pablo_de_Tarso
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Pablo_de_Tarso
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#1•22/Nov/2023, 13:51

LIBRO
DE LOS JUBILEOS (Parte I de IV)

Traducción de la versión etiópica

-Introducción y Caps. I al XI-



INTRODUCCION
El Libro de los Jubileos es una de las más importantes obras pseudoepigráficas del Antiguo Testamento, tanto por su extensión relativa como por su coherente contenido.
El rasgo, muy propio de esta obra, de presentarse como una revelación efectuada por encargo divino y en primera persona por un ángel «de la faz», o «divina presencia»- a Moisés en el monte Sinaí. Aquél le hace depositario de las tablas de la Ley y, a la vez, de profecías completas sobre las gracias y desgracias que alcanzarían a Israel.
El Libro de los Jubileos ha recibido también otras denominaciones , fácilmente explicables por su contenido, como la de«Pequeño Génesis» «Apocalipsis de Moisés», «Testamento de Moisés», «Libro de las Hijas de Adán» y «Vida de Adán» , a las que hay que añadir, por supuesto, la de la versión etiópica, Mashafa Kufale, «Libro de la distribución (de los días de la ley... , etc.)>>, que podría muy bien ser la original.
Su autor es anónimo como en todo este tipo de obras.
Entre los manuscritos del Mar Muerto se han encontrado catorce fragmentos hebreos de varias copias de Jub. Jub refleja el ideario básico de la comunidad
esenia en el puesto supremo y validez eterna de la ley, en el afán por mantener a Israel apartado de la impureza e idolatría gentiles e incluso en la adopción del calendario solar. Hay que reconocer, sin embargo, que otras ideas básicas de la comunidad de Qumrán no aparecen en Jub, quizá debido a su propósito de insistir sólo en los dos primeros libros
del Pentateuco.
En resumen, pues, el autor de Jub es probablemente un sacerdote, anónimo, con un ideario básicamente esenio, pero que no forma parte estrictamente de esa comunidad, por ser un «protoesenio» o un miembro independiente de ella.
Esto nos lleva de la mano a la cuestión de la fecha de redacción y unidad de composición de Jub.
Davenport, quien, basándose en un minucioso análisis del carácter escatológico central de la obra, concluye que no pertenece a un solo autor, sino a varios, -considerando en su composición tres fases sucesivas: a) el discurso del ángel, orientado a la enseñanza y legitimación de la Torá, que debe proceder del período inicial macabeo anterior a las guerras (finales del siglo III o comienzos del II a. C.); b) segunda edición escatológica, que refleja las tribulaciones de la lucha contra los monarcas seléucidas originadas por las culpas de Israel, pero mitigadas por la fe y esperanza en el triunfo final, cuyo contexto más apropiado son las guerras macabeas (166-160 a. C.), y c) redacción final, inspirada en la temática del santuario
como centro de Israel, que se inclina a situar en Qumrán durante los reinados de Simón y Juan Hircano (140-104 a. C.). Debemos señalar, sin embargo, que el conjunto del libro ofrece una robusta impresión de unidad, sin fisuras ni soluciones de continuidad. El último editor, por tanto, debió de elaborar y remodelar el conjunto de la obra.

TEXTO DE
EL LIBRO DE LOS JUBILEOS
(MASHAFA KUFALE)


Estas son las palabras de la distribución de los días de la ley y el testimonio de los hechos en los años, sus septenarios y sus jubileos, en todos los años del mundo, tal como lo comunicó el Señor a Moisés en el monte Sinaí, cuando subió a recibir las tablas de piedra de la ley y los mandamientos
por orden del Señor, según le dijo: «Sube a la cima del monte».

1 1 En el año primero del éxodo de los hijos de Israel de Egipto, en el tercer mes, el dieciséis de este mes, habló el Señor a Moisés:
-Sube al monte, donde yo estoy, y te daré dos tablas de piedra con la ley y los mandamientos, que enseñarás tal como los he escrito.
2 Subió Moisés al monte del Señor, y su gloria se asentó sobre el Sinaí, y una nube lo cubrió por seis días. 3 Al séptimo día, el Señor llamó desde la nube a Moisés, que vio la gloria del Señor como fuego ardiente en la cima del monte. 4 Moisés permaneció en el monte cuarenta días y cuarenta noches, y el Señor le mostró lo pasado y lo futuro de la distribución de todos los días de la ley y la revelación. 5 Dijo:

Apostasía de Israel
-Presta atención a todo lo que voy a decirte en este monte y escríbelo en un libro, para que vean sus generaciones que no les perdonaré el mal que hicieren, descuidando la norma que establezco hoy entre tú y yo, por siempre, en el monte Sinaí. 6 Ocurrirá, cuando les llegue cualquier castigo, que estas palabras darán testimonio contra ellos, y caerán en la cuenta de que yo soy más justo que ellos en todas sus leyes y acciones, y que he sido con ellos fiel. 7 Tú copia estas palabras que hoy te comunico, pues conozco su contumacia y dura cerviz desde antes de traerlos a la tierra que prometí a sus padres, Abrahán, Isaac y Jacob, cuando dije:
«A vuestra descendencia daré una tierra que mana leche y miel; comerán,
se hartarán», 8 y se volverán a dioses falsos, que no los salvarán de ninguna tribulación: óigase esta revelación como testimonio contra ellos.
9 Olvidarán todos mis mandamientos, todo lo que les ordeno; se irán tras los gentiles, sus abominaciones e ignominias, darán culto a sus dioses que les servirán de escándalo, tribulación, dolor y añagaza. 10 Muchos perecerán, serán cogidos y caerán en manos del enemigo, pues abandonaron mi ley y mis mandamientos, las festividades de mi alianza, mis sábados, mis
santuarios, que me consagré entre ellos, mi. tabernáculo y mi templo, el que me santifiqué en la tierra para poner mi nombre sobre él permanentemente. 11 Se harán túmulos, bosques sagrados e ídolos, adorando vanamente cada cual al suyo, sacrificando sus hijos a los demonios y a todas
las falsas obras de sus corazones.
12 Enviare a ellos testigos para exhortar1os, pero no escucharán e incluso los matarán. Perseguirán a los que estudien la ley, la abolirán toda y pasarán a obrar mal ante mis ojos. 13 Yo les ocultaré mi rostro, entregándos a manos de los gentiles para ser esclavizados, presos y devoralos, y los echaré de la tierra de Israel, dispersándolos entre las naciones. 14 Olvidarán toda mi ley, mis mandamientos y mi legislación, equivocando el novilunio, el sábado, la festividad, el jubileo y la norma. 15 Entonces se volverán a mí de entre las naciones con todo su corazón, todo su espíritu y toda su fuerza; los congregaré de entre todas ellas, y me rogarán que
vaya a su encuentro. Cuando me busquen con todo su corazón y todo su espíritu, yo les mostraré una salvación plena en la justicia. 16 Los convertiré en vástago recto con todo mi corazón y todo mi espíritu, y vendrán a ser bendición y no maldición, cabeza y no cola. 17 Construiré mi templo, y moraré entre ellos; seré su Dios, y ellos serán mi pueblo verdadera y justamente. 18 No los abandonaré ni repudiaré, pues yo soy el Señor, su Dios.

Intercesión de Moisés
19 Entonces Moisés cayó de bruces y oró así:
-Señor y Dios mío, no dejes a tu pueblo y heredad seguir el extravío de sus corazones, ni los entregues a manos de sus enemigos gentiles, que los sojuzguen y hagan pecar contra ti. 20 Alcese, Señor, tu misericordia sobre tu pueblo, y créales un espíritu recto; no los rija el espíritu de Beliar, para acusarlos luego ante ti, apartándolos de todo sendero justo de modo que perezcan ante tu faz. 21 Ellos son tu pueblo y heredad que has librado con tu gran poder de manos de los egipcios. Créales un corazón puro y un espíritu santo, para que no tropiecen en sus pecados desdeahora por siempre.
22 Respondió el Señor a Moisés:
-Yo conozco la terquedad de su pensamiento y su dura cerviz: no escucharán para conocer su pecado y los de sus padres. 23 Pero luego se volverán a mí con toda rectitud, todo corazón y todo espíritu. Cortaré el prepucio de sus corazones y los de su descendencia, y les crearé un espíritu
santo, purificándolos para que no se aparten de mí desde ese día por siempre. 24 Su alma me seguirá a mí y todos mis mandamientos, que serán restaurados entre ellos: yo seré su padre, y ellos, mis hijos. 25 Serán llamados todos hijos de Dios vivo, y sabrán todos los ángeles y espíritus
que ellos son mis hijos, y yo, su padre recto y justo y que los amó. 26 Tú escribe todas las palabras que hoy te comunico en este monte, lo pasado y lo venidero, con la distribución de los días de la ley y la revelación y de los septenarios de los jubileos hasta siempre, hasta que yo descienda y more con ellos por todos los siglos de los siglos.

El ángel escribe la ley para Moisés
27 Dijo entonces al ángel de la faz:
-Escribe a Moisés (lo ocurrido) desde el principio de la creación hasta que me construyan mi templo entre ellos por los siglos de los siglos y se muestre el Senor a los ojos de todos y sepan que yo soy el Dios de Israel, padre de todos los hijos de Jacob, rey eterno en el monte Sión y sean Sión y Jerusalén santos.
29 Y el ángel de la faz, que marchaba ante los tabernáculos de Israel tomó las tablas de la distribución de los años desde la creación las de la ley y la revelación por septenarios y jubileos, según cada año, en todo el cómputo anual de los jubileos, desde el día de la creación hasta que se
renueven los cielos y la tierra y toda su estructura de acuerdo con las potencias celestiales, hasta que se. cree el templo del Señor en Jerusalén, en el monte Sion, y todas las luminarias se renueven para remedio, salvación y bendición de todos los elegidos de Israel, y sea así desde ese día por siempre en la tierra.

La creación
2 1Dijo el ángel de la faz a Moisés, por orden del Señor:
-Escribe toda la narración de la creación: cómo en seis días terminó el Señor Dios toda su obra y lo que había creado, cómo descansó el día séptimo, santificándolo por toda la eternidad y estableciéndolo como señal de toda su obra.
2 En el primer día creó el cielo superior, la tierra, las aguas, todos los espiritus que ante el sirven, los ángeles de la faz, los ángeles santos, los del viento de fuego, los ángeles de la atmósfera respirable, los ángeles del viento de niebla, de tiniebla, granizo, nieve y escarcha, los ángeles del trueno y los relámpagos, los ángeles de los vientos de hielo y calor, de invierno, primavera, verano y otoño, y todos los vientos de la obra de cielos y tierra, los abismos, la tiniebla [el atardecer y la noche], la luz, la aurora y el crepúsculo, que él preparó con la sabiduría de su corazón.
3 Entonces vimos su obra, y lo bendijimos y alabamos en su presencia a causa de toda ella, pues había hecho siete grandes obras en el primer día.
4 En el segundo día hizo el firmamento entre aguas, dividiéndose éstas en aquel día: la mitad subió a lo alto, y la otra mitad descendió bajo el firmamento, sobre la superficie de la tierra. Sólo esta obra hizo en el segundo día.
5 En el tercer día dijo a las aguas:
-Trasládense de la superficie de toda la tierra a un lugar, y muéstrese la tierra firme.
6 Así lo hicieron, tal como les ordenó. Se retiraron de la faz de la tierra a un lugar, fuera de este firmamento, de modo que apareció la tierra firme. 7 En aquel día creó todos los mares en cada lugar de confluencia, todos los ríos y cursos de agua en los montes y en toda la tierra, todos los
estanques y todo el rocío, las semillas para la siembra y todo lo que germina, los árboles frutales, los bosques y el Jardín del Edén de las delicias y todo: estas cuatro grandes obras hizo en el día tercero.
8 En el cuarto día hizo el sol, la luna y las estrellas. Los colocó en la bóveda celeste para que iluminaran toda la tierra, gobernaran el día y la noche, y separaran la tiniebla y la luz. 9 El Señor puso el sol sobre la tierra como gran señal de días, semanas, meses, festividades, años, septenarios, jubileos y todas las estaciones. 10 Separa la luz de la tiniebla y es la salud por la que prospera cuanto germina y crece sobre la tierra. Estas tres especies hizo en el día cuarto.
11 En el día quinto creó los grandes cetáceos en los abismos acuáticos, pues éstos fueron los primeros seres carnales hechos por sus manos, los peces y cuanto se mueve en el agua y todo lo que vuela: las aves y todas sus especies. 12 El sol salió sobre ellos para su salud y sobre cuanto había en la tierra, cuanto de ella germinaba, todos los árboles frutales y todo ser carnal. Estas tres especies hizo el quinto día.
13 El día sexto hizo todas las bestias terrestres, todos los animales y reptiles 14 y, después de todo esto, hizo al hombre. Varón y mujer los hizo, dándoles poder sobre cuanto hay en la tierra y en los mares, sobre los volátiles, sobre toda bestia, animal y reptil: sobre toda la tierra y sobre todos éstos le dio poder. Estas cuatro especies hizo en el día sexto, 15 alcanzando un total de veintidós especies. 16 Acabó su obra el día sexto, todo lo que hay en los cielos y la tierra, en los mares y los abismos, en la luz y la tiniebla y en todo.

Institución del sábado
17 El Señor nos dio como gran señal el día del sábado, para que trabajemos durante seis días y descansemos el séptimo de todo trabajo. 18 A todos los ángeles de la faz y a todos los ángeles santos, estas dos grandes clases, nos ordenó que descansáramos con él en el cielo y la tierra, 19 y
nos dijo:
-Me escogeré un pueblo entre todos los pueblos. También ellos observarán el sábado, los consagraré como mi pueblo y los bendeciré. Como santifiqué el día del sábado, así me los santificaré y bendeciré; serán mi pueblo, y yo seré su Dios. 20 He escogido a la estirpe de Jacob de cuantos he visto, y me lo he designado como hijo primogénito, santificándomelo por toda la eternidad: les enseñaré el sábado, para que en él descansen de todo trabajo.
21 Ese día lo creó el Señor como señal para que también ellos descansen con nosotros en el día séptimo. Que coman, beban y bendigan al que creó todo, así como bendijo y santificó para sí a un pueblo que sobresale por encima de todos los pueblos, para que observe el sábado juntamente
con nosotros. 22 y su voluntad dispuso que ascendiera buen aroma aceptable ante él siempre.
23 Veintidós patriarcas hay de Adán a Jacob, y veintidós especies de obras fueron hechas hasta el día séptimo: éste es bendito y santo, y aquél también es bendito y santo. Uno y otro existen para santidad y bendición, 24 y a éste le fue dado ser santificado y bendito como lo fue el séptimo
día en todos los días benditos y santos de la revelación y ley primera.
25 El Señor creó los cielos y la tierra, y todo lo que creó lo realizó en seis días, e hizo el día séptimo santo para toda su obra. Por eso ordenó que todo el que en él haga cualquier trabajo muera, y quien lo profane muera ciertamente.
26 Ordena tú a los hijos de Israel que guarden este día, santificándolo y no haciendo en él ningún trabajo; que no lo profanen, pues es más santo que todos los demás días. 27 Todo el que lo mancille muera sin remedio. Quien haga en él cualquier trabajo muera por siempre, de modo que
los hijos de Israel guarden este día por todas sus generaciones y no sean desarraigados de la tierra, pues es un día santo y bendito. 28 Todo hombre que lo guarde y descanse en él de todo trabajo será siempre santo y bendito como nosotros. 29 Comunica a los hijos de Israel la sentencia sobre este día: que descansen en él y no lo descuiden por error de sus corazones no sea que se hagan en él acciones que no deban ser, obrando en él conforme a su propia voluntad. Que no preparen en él nada que vayan a comer o beber, ni saquen agua, ni metan o saquen cualquier objeto transportable por sus puertas que ellos no hubiesen dejado preparado para hacer en sus moradas el día sexto. 30 No metan ni saquen nada de casa a casa en ese día, pues es más santo y bendito que todos los días jubilares.
En él descansamos en los cielos desde antes de que se enseñara a todo mortal en la tierra a descansar en él. 31 El Creador de todo bendijo el sábado, pero no santificó a todo pueblo y nación con su observancia, sino sólo a Israel: sólo a él lo dio para que coman, beban y descansen sobre la tierra. 32 El Creador de todo dispuso este día para bendición.
santidad y gloria, entre todos los días. 33 Esta ley y revelación fue dada a los hijos de Israel como ley eterna para todas sus generaciones.
3 1 En los seis días de la segunda semana llevamos a Adán, por orden del Señor, todas las bestias, animales, aves, reptiles y seres acuáticos, según sus especies y formas. En el primer día, a las bestias; a los animales, en el segundo; a las aves, en el tercero; a todos los reptiles, en el
cuarto a los seres acuáticos, en el quinto. 2 Adán dio nombre a cada uno: tal como los llamó, así fue su nombre. 3 En estos cinco días estuvo viendo Adán que todos ellos, toda especie de la tierra, eran macho y hembra, mientras él estaba solo y no hallaba compañero semejante a él que le ayudase. 4 El Señor nos dijo:

Creación de Eva. Purificaciones de la mujer
-No es bueno que esté el hombre solo: hagámosle un auxiliar como él.
5 Y el Señor nuestro Dios, le infundió un sopor, de manera que se durmió. Tomó para formar a la mujer uno de sus huesos. Y así lo hizo:
aquella costilla es el origen de la mujer. Y arregló con carne su lugar tras formar a la mujer.
6 El Señor despertó a Adán de su sueño. Este se levantó, en el día sexto, y Dios le trajo su mujer. Adán la vió y exclamó:
-Esto es, pues, hueso de mi hueso y carne de mi carne: ésta será llamada hembra, pues de hombre fue tomada. 7 Por esto serán el hombre y la mujer uno; por esto dejará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a la mujer, y serán una sola carne.
8 En la primera semana fue creado Adán y la costilla que habría de ser su mujer; en la segunda semana se la mostró: por eso se dio orden de guardar una semana por varón, y dos por hembra, en la impureza de ellas.
9 Cuando Adán hubo pasado cuarenta días en la tierra donde fue creado, lo llevamos al Jardín del Edén, para que lo labrara y guardara, y a su mujer, a los ochenta días, tras los cuales entró en el Jardín del Edén.
Por esto se escribió un mandamiento en las tablas celestiales sobre la parturienta: «Si da a luz un varón, permanecerá en su impureza una semana, los siete días primeros, y treinta y tres días luego en sangre de purificación, sin tocar nada sagrado, ni entrar en el templo, hasta que se cumplan estos días por varón. 11 Y por hembra, permanecerá en su impureza dos semanas, los catorce primeros días, y sesenta y seis días luego en sangre de purificación, siendo el total ochenta días». 12 Tras cumplir estos ochenta días la hicimos entrar en el Jardín del Edén, pues es más santo que toda la tierra, y todos los árboles en él plantados son santos.
13 Por eso se fijó a la que pare varón y hembra su norma de estos días:
-«No toque nada sagrado ni entre en el templo hasta cumplirse estos días por el varón y por la hembra». 14 Esta es la ley y revelación que fue escrita a los hijos de Israel: guárdenla perpetuamente.

El Paraíso
15 Durante el primer septenario del primer jubileo estuvieron Adán y su mujer en el Jardín del Edén, labrando y guardándolo, pues le dimos labor y le enseñábamos a hacer cuanto es propio del trabajo. 16 Estuvo trabajando desnudo, sin darse cuenta ni avergonzarse, guardando el jardín de las aves, las bestias y los animales, recogiendo sus frutos, comiendo y dejando un resto para él y su mujer: dejaba lo que había de guardarse.

La tentación
17 Al final de los siete años que pasó allí, siete años exactos, el diecisiete del segundo mes, llegó la serpiente, se acercó a la mujer y le dijo:
-¿El Señor os ha ordenado no comer ningún fruto de los árboles del jardín?
18 Ella respondió:
-De todos los frutos de los árboles del jardín nos ha dicho el Señor:
«Comed»; pero del fruto del árbol que está en medio del jardín nos ha dicho: «No comáis, ni lo toquéis, no sea que muráis».
19 Dijo la serpiente a la mujer:
-No es que vayáis a morir, sino que sabe el Señor que, el día en que comáis de él, se os abrirán los ojos y seréis como dioses, conociendo el bien y el mal.
20 Viendo la mujer que el árbol era placentero y agradable a la vista, y sus frutos buenos de comer, tomó de ellos y comió. 21 Luego cubrió sus partes verendas con hojas tempranas de higuera y dio a Adán, que comió, abriéndosele los ojos y viendo que estaba desnudo. 22 Cogió, entonces, hojas de higuera y, cosiéndoselas, se hizo un ceñidor y cubrió sus vergüenzas.
23 El Señor maldijo a la serpiente y se enojó con ella perpetuamente.
También se enojó contra la mujer, pues había escuchado la voz de la serpiente y comido. Le dijo:
24 -Ciertamente multiplicaré tus dolores y congojas: con dolor parirás hijos, de tu marido dependerás, y él te gobernará.
25 y a Adán le dijo:
-Porque has escuchado la voz de tu mujer y has comido de este árbol, del que te ordené no comer, será maldita la tierra por tu causa, produciéndote espinas y abrojos. Y comerás tu pan con el sudor de tu rostro, hasta que vuelvas a la tierra de donde fuiste tomado, pues tierra eres y a la tierra volverás.

Expulsión del Edén

26 Luego les hizo vestidos de piel, se los puso y los echó del Jardín del Edén. 27 Y el día en que salió del Jardín, ofreció Adán un buen aroma, aroma de incienso, gálbano, mirra y nardo, por la mañana cuando salía el sol, el día en que cubrió sus vergüenzas. 28 En aquel día quedaron mudas
las bocas de todas las bestias, animales, pájaros, sabandijas y reptiles, pues hablaban todos, unos con otros, en un mismo lenguaje e idioma.
29 Dios expulsó del Jardín del Edén a todo mortal que allí había: todos fueron dispersados, según sus especies y naturaleza, hacia e11ugar que se les había creado. 30 Pero sólo a Adán permitió cubrir sus vergüenzas entre todas las bestias y animales. 31 Por eso fue ordenado en las tablas celestiales a cuantos conocen el temor de la ley que cubran sus vergüenzas y no se descubran, como hacen los gentiles. 32 A primeros del cuarto mes salieron Adán y su mujer del Jardín del Edén y moraron en la tierra de Elda, su país de origen. 33 Adán puso a su mujer el nombre de Eva. 34 No tuvieron hijos durante el primer jubileo, tras el cua1 1a conoció. 35 Y él trabajaba la tierra como había aprendido en el Jardín del Edén.

Caín y Abel
4 1 En el tercer septenario del segundo jubileo, parió Eva a Caín, y en el cuarto a Abel, y en el quinto a su hija Awan. 2 A comienzos del tercer jubileo, Caín mató a Abe1, porque Dios aceptaba la ofrenda de sus manos, pero no su sacrificio. 3 Lo mató en el campo, y su sangre clamó de la tierra al cielo, quejándose por el muerto. 4 El Señor reprendió a Caín a causa de Abel, por haberlo matado. Lo hizo errante sobre la tierra a causa de la sangre de su hermano y lo maldijo. 5 Por eso se escribió en las tablas celestiales: «Maldito sea quien hiera a otro con maldad». Y dijeron cuantos lo vieron y oyeron: «Así sea; y el hombre que lo vea y no lo diga, sea también maldito». 6 Por eso vamos a comunicar al Señor, nuestro Dios, todo pecado que haya en el cielo y la tierra, en luz y tiniebla, y en todo. 7 Adán y su mujer estuvieron en duelo por Abel cuatro septenarios. Pero al cuarto año del quinto septenario se alegraron, y conoció nuevamente a su mujer, que le parió un hijo al que puso de nombre Set, pues dijo: «Nos ha suscitado el Señor otra semilla sobre la tierra, en lugar de Abel, ya que lo mató Caín». 8 En el sexto septenario engendro a su hija Azura. 9 Caín tomó por mujer a su hermana Awan, que le parió a Henoc al final del cuarto jubileo. En el año primero del primer septenario del quinto jubileo se construyeron casas en la tierra, y Caín construyó una ciudad a la que dio el nombre de su hijo Henoc.

Otros hijos de Adán y Eva
10 Adán conoció a Eva, su mujer, que le parió todavía nueve hijos.
11 En el quinto septenario del quinto jubileo tomó Set a su hermana Azura como mujer, y en el cuarto le parió a Enós. 12 Este fue el primero en invocar el nombre de Dios sobre la tierra. 13 En el séptimo jubileo, en el tercer septenario, tomó Enós a su hermana Noam por mujer, la cual le
parió un hijo en el año tercero del quinto septenario, al que llamó Cainán. 14 Al concluir el octavo jubileo, Cainán tomó por mujer a su hermana Mualet, que le parió un hijo en el noveno jubileo, en el primer septenario, en el tercer año, al cual llamó Malaleel. 15 En el segundo septenario décimo jubileo, Malaleel tomó por mujer suya a Dina, hija de Baraquiel, prima suya. Esta le parió un hijo en el tercer septenario, en el año sexto, al que llamó de nombre Jared, pues en sus días bajaron los ángeles del Señor a la tierra, los llamados «custodios», a enseñar al género humano a hacer leyes y justicia sobre la tierra.
16 En el jubileo undécimo, en el cuarto septenario, Jared tomó por esposa a una mujer llamada Baraca, hija de Rasuel, prima suya, quien le parió un hijo en el quinto septenario, en el año cuarto, del jubileo, al que puso de nombre Henoc. 17 Este fue el primero del género humano nacido sobre la tierra que aprendió la escritura, la doctrina y la sabiduría, y escribió en un libro las señales del cielo, según el orden de sus meses, para que conocieran los hombres las estaciones de los años, según su orden, por sus meses. 18 El fue el primero que escribió una revelación y dio testimonio al género humano en la estirpe terrenal. Narró los septenarios de los jubileos, dio a conocer los días de los años, estableció los meses y refirió las semanas de años, como le mostramos. 19 Vio en visión nocturna, en sueño, lo acontecido y lo que sucederá, y qué ocurrirá al género humano en sus generaciones hasta el día del juicio. Vio y conoció todo, y escribió su testimonio, dejándolo como tal sobre la tierra para todo el género humano y sus generaciones. 20 Y en el duodécimo jubileo, en su séptimo septenario, tomó por esposa a una mujer llamada Edni, hija de Daniel, su prima, que en el año sexto, en este septenario, le parió un hijo, al que llamó Matusalén.

Henoc
21 Henoc estuvo con los ángeles del Señor seis años jubilares. Ellos le mostraron cuanto hay en la tierra, en los cielos y el poder del sol, y lo onescribió todo. 22 Exhortó a los «custodios» que habían prevaricado con las hijas de los hombres, pues habían comenzado a unirse con las hijas de
la tierra, cometiendo abominación, y dio testimonio contra todos ellos.
23 Fue elevado de entre los hijos del género humano, y lo enviamos al Jardín del Edén para gloria y honor. Y allí esta, escribiendo sentencia y juicio eternos y toda la maldad de los hijos de los hombres.24 Por ello hizo el Señor llegar el agua del diluvio sobre toda la tierra del Edén, pues allí fue puesto él como señal y para que diera testimonio contra todos los hijos de los hombres, narrando todas sus acciones hasta el día del juicio.
25 Y él quemó aromas del templo, agradables al Señor, en el monte meridional.
26 Pues cuatro sitios en la tierra son del Señor: el Jardín del Edén, el monte oriental, este monte en que estás hoy, el monte Sinaí, y el monte Sión, que será santificado en la nueva. creación para santidad de la tierra. A causa de éste será santificada la tierra de toda iniquidad e Impureza para siempre.

Muerte de Adán y Caín
27 En el jubileo decimocuarto tomó Matusalén por esposa a Edna, hija de Ezrael, su prima, en el tercer septenario, en el año primero de aquél, y engendró un hijo al que llamó Lamec. 28 En el Jubileo decimoquinto, en el tercer septenario, tomó por esposa Lamec, a una mujer llamada
Betenos, hija de Baraquiel, su prima. Esta le parió un hijo en este septenario, al que llamó Noé, pues se dijo: «Este me consolará de todo mi pesar y todo mi trabajo, así como de la tlerra que maldijo el Senor~.
29 Al concluir el jubileo decimonono, en el séptimo septenario, en el año sexto, murió Adán y lo sepultaron todos sus hijos en la tierra de su origen.
El fue el primero que recibió sepultura en la tierra, 30 faltándole setenta años para los mil, pues mil años son como un día en la revelación celestial. Por eso se escribió acerca del árbol de la ciencia: «En el día en que comáis de él, moriréis»; por eso no cumplió los años de este día, pues
en él murió.
31 Un año tras él, al concluir este jubileo, murió Caín. Le cayó su casa encima, y pereció en ella muerto por sus piedras, pues con piedra había asesinado a Abel, y con piedra fue muerto en justa sentencia. 32 Por eso se legisló en las tablas celestiales: «Con el instrumento con que matare un hombre a otro, sea muerto, y como lo hubiere herido, así harán con él». 33 Y en el jubileo vigésimo quinto, tomó Noé por esposa a una mujer de nombre Emzara, hija de Baraquiel, su prima, en el año primero del quinto septenario. En el año tercero le parió a Sem, en el quinto a Cam y en el año primero del sexto septenario le parió a Jafet.

Corrupción de la creación y anuncio del castigo
5 1 Cuando los hijos de los hombres comenzaron a multiplicarse sobre la faz de la tierra y tuvieron hijas, vieron los ángeles del Señor, en un año de este jubileo, que eran hermosas de aspecto. Tomaron por mujeres a las que eligieron entre ellas, y les parieron hijos, que fueron los gigantes.
2 Creció entonces la iniquidad sobre la tierra, y todos los mortales corrompieron su conducta, desde los hombres hasta los animales, bestias, aves y reptiles. Todos corrompieron su conducta y norma, empezaron a devorarse mutuamente, creció la iniquidad sobre la tierra y los pensamientos conscientes de todos los hijos de los hombres eran malvados siempre.
3 Miró entonces el Señor a la tierra, y he aquí que todo estaba corrompido, que todo mortal había desviado su norma, y que todos cuantos había en la tierra hacían mal ante sus ojos. 4 Y dijo:
-Destruiré al hombre y a todos los mortales sobre la faz de la tierra que creé.
5 Sólo Noé halló gracia ante los ojos del Señor. 6 Se enojó sobremanera con los ángeles que había enviado a la tierra, despojándolos de todo su poder, y nos ordenó atarlos en los abismos de la tierra, donde están presos y abandonados. 7 Y contra sus hijos emanó sentencia de herirlos con espada y hacerlos desaparecer de bajo el cielo. 8 Dijo:
-No permanecerá mi espíritu sobre los hombres eternamente, pues. carne son: sean sus días ciento veinte años. 9 y envió entre ellos su espada para que se matasen unos a otros.
Este comenzó a matar a aquél, hasta que todos cayeron por la espada y desaparecieron de la tierra 10 a la vista de sus padres, quienes fueron encarcelados luego en los abismos de la tierra hasta el gran día del juicio, para que sea firme la sentencia contra todos los que corrompieron su
conducta y sus acciones ante el Señor. 11 A todos los barrió de su lugar, y no quedó uno de ellos a quien no condenara por su maldad. 12 Hizo para toda su obra una nueva y justa creación, para que no prevaricaran nunca y fueran justos, cada uno en su especie, por siempre. 13 El juicio de todos quedó establecido y escrito en las tablas celestiales, sin injusticia: a cuantos transgredieran la conducta que les había sido asignado seguir les quedó escrita la sentencia, a cada naturaleza y a cada especie. 14 Nada hay en los cielos y en la tierra, en la luz y en la tiniebla, en el seol, el abismo y lo oscuro, cuyo juicio no esté establecido, escrito y grabado.
15 Hay sentencia acerca de todo, pequeño y grande; lo grande según su magnitud, y lo pequeño según su pequeñez: juzgará a cada uno según su conducta. 16 No es él aceptador de personas ni ansioso de regalos: si falla, ejecuta la sentencia a cualquiera. Aunque le ofrezcan cuanto hay en la tierra, no aceptará cohecho, ni hará acepción de personas, ni recibirá nada de su mano, pues es justo juez. 17 A los hijos de Israel les ha sido escrito y establecido que, si vuelven a él con justicia, les perdonará toda su culpa y absolverá de todos sus pecados; 18 escrito y establecido está que tendrá misericordia de cuantos se arrepientan de todos sus errores una vez al año.

El diluvio

19 De cuantos habían corrompido su conducta y juicio antes del diluvio no aceptó más que a Noé. Lo aceptó por sus hijos, a los que salvó de las aguas del diluvio por él; justo era aquel corazón en todo su proceder respecto a lo que le fue ordenado, y nada transgredió que le estuviera establecido. 20 Dijo el Señor que destruiría cuanto había sobre el suelo, desde el hombre hasta los animales y bestias, aves del cielo y reptiles, 21 y mandó a Noé que se hiciera un arca para salvarlo de las aguas del diluvio. 22 Noé la construyó según le ordenó, en el jubileo vigésimo séptimo, en el quinto septenario, en el quinto año. 23 Y entró en ella en el año sexto, en el segundo mes, a primeros de este mes: hasta el dieciséis estuvieron entrando él y cuanto le hicimos meter en el arca, y el Señor la cerró por fuera el diecisiete por la tarde. 24 Abrió el Señor las siete cataratas del cielo y las bocas de las fuentes del gran abismo en número de siete bocas. 25 Comenzaron las cataratas a soltar agua desde el cielo,cuarenta días y cuarenta noches, y también las fuentes del abismo hicieron subir agua desde abajo, hasta llenarse todo el mundo de líquido. 26 El agua creció sobre la tierra, elevándose quince codos por encima de todos los altos montes. El arca se elevó también sobre la tierra y flotaba sobre la faz de las aguas.
27 El agua permaneció sobre la faz de la tierra cinco meses, que son ciento cincuenta días, 28 y el arca fue a parar sobre la cima del Lubar, uno de los montes Ararat. 29 En el cuarto mes se cerraron las fuentes del gran abismo, y las cataratas del cielo quedaron retenidas; a comienzos del séptimo mes, se abrieron todas las bocas de las simas de la tierra, y el agua comenzó a descender al abismo inferior. 30 A primeros del décimo mes aparecieron las cimas de los montes, y a primeros del primer mes apareció la tierra. 31 Las aguas se secaron sobre la tierra en el quinto septenario, en su año séptimo; el diecisiete del segundo mes se secó la tierra, 32 y en el veintisiete, abrió el arca y sacó de su interior a las bestias, animales, pájaros y reptiles.

Alianza de Dios con Noé
6 1 A primeros del tercer mes, salió del arca y construyó un altar en aquel monte. 2 Mostrándose sobre la tierra, tomó un cabrito y expió con su sangre todo el pecado de la tierra, pues había perecido cuanto en ella hubo, salvo lo que estaba en el arca con Noé. 3 Ofreció la grasa sobre el altar y, tomando un buey, un cordero, una oveja, cabritos, sal, tórtolas y palominos, ofreció un holocausto en el altar. Echó sobre ello una ofrenda de masa harinácea con aceite, hizo una libación de vino y derramó encima de todo incienso, haciendo elevarse un buen aroma, grato ante el Señor.
4 Aspiró el Señor el buen aroma e hizo con él un pacto para que no hubiera sobre la tierra diluvio que la destruyese:
-En todos los días de la tierra no faltará sementera y mies, frío y calor, verano e invierno; el día y la noche no cambiarán su norma ni faltarán jamás. 5 Creced y multiplicaos en la tierra, aumentad en número y servidle de bendición. Os haré temidos y terribles a cuantos hay en ella y en el mar. 6 Os otorgo todas las bestias, los animales volátiles, réptiles de la tierra y los peces en las aguas, todos, como alimento. También os concedo las verduras: comed de todo. 7 Pero no comáis carne con espíritu, con sangre, pues la vida de todo ser carnal está en la sangre, no sea que se os demande vuestra sangre con vuestra vida. De mano de cualquier hombre, de mano de todos reclamaré la sangre humana. 8 Todo el que derrame sangre de hombre, por mano de hombre será su sangre derramada, pues a su imagen hizo el Señor a Adán. 9 Creced vosotros y multiplicaos sobre la tierra.
10 Noé y sus hijos juraron no comer sangre alguna de ningún ser carnal, e hizo pacto eterno ante el Señor Dios para siempre en este mes. 11 Por eso te ha dicho: «Harás tú también un pacto con los hijos de Israel este mes en el monte, con juramento, y derramarás sobre ellos sangre por
todas las palabras de la alianza que ha concluido el Señor con ellos para siempre. 12 Escrito os queda este testimonio, para que lo guardéis siempre:
No comáis nunca sangre de bestia, animal o ave en todos los días de la tierra. Quien comiere sangre de bestia, animal o ave en todos los días de la tierra será arrancado de ella, él y su descendencia. 13 Ordena tú a los hijos de Israel que no coman sangre, para que permanezca siempre su nombre y descendencia ante el Señor vuestro Dios. 14 Esta ley no tiene término de días, pues es perpetua: guárdenla por todas las generaciones, para que rueguen por sí con sangre, ante el altar, cada día; al tiempo delamanecer y del atardecer implorarán siempre ante el Señor que la observen y no sean desarraigados».

Fiesta de las Semanas
15 Dio a Noé y sus hijos una señal de que no habría otro diluvio sobre la tierra: 16 puso un arco en las nubes como señal de pacto eterno de que no habría ya nunca más diluvio sobre la tierra para destruirla. 17 Por eso quedó establecido y escrito en las tablas celestiales que celebrarían la festividad de las Semanas en este mes, una vez al año, para renovar la alianza todos los años. 18 Toda esta festividad se venía celebrando en los cielos desde el día de la creación hasta los días de Noé, durante veintiséis jubileos y cinco septenarios, y Noé y sus hijos la guardaron por siete jubileos y un septenario. Cuando murió Noé, sus hijos la violaron, hasta los días de Abrahán, y comían sangre. 19 Pero Abrahán la guardó, al igual que Isaac y Jacob y sus hijos hasta tus días, en los cuales la descuidaron los hijos de Israel hasta que se la renové en este monte. 20 Ordena tú también a los hijos de Israel que guarden esta festividad en todas sus generaciones.
Es un mandamiento para ellos: un día al año en este mes celebrarán esta fiesta. 21 Es festividad de semanas y de primicias. Es doble y de dos clases esta fiesta, cuya celebración ha de realizarse según está escrito y grabado. 22 Pues he dispuesto en el libro de la ley primera que te escribí que la celebres en su fecha, un día al año. También te especifiqué su ofrenda, para que los hijos de Israel recuerden esta fiesta y la guarden siempre en este mes, un día cada año.

Novilunios y división del año
23 El primero del primer mes, del cuarto, del séptimo y del décimo son días memorables, días de estación en las cuatro partes del año: escritos y regulados están para testimonio eterno. :24 Noé los adoptó como fiestas para las generaciones futuras, pues ellos le sirvieron de memorial.
25 A primeros del primer mes, le fue ordenado que hiciera el arca; en él se secó la tierra, abrió el arca y vio tierra. 26 A primeros del cuarto mes se cerró la boca de las profundidades del abismo inferior; a primeros del séptimo se abrieron todas las bocas de las profundidades de la tierra y comenzaron las aguas a bajar a su interior, 27 y a primeros del décimo se vieron las cimas de los montes, y se alegró Noé. 28 Por eso se los instituyó como fiestas memorables para siempre, y así están establecidas 29 y las registran en las tablas celestiales. Cada trece semanas, una fiesta, y su
conmemoración pasa de unas semanas a otras, de las primeras a las segundas, de las segundas a las terceras y de las terceras a las cuartas; 30 el total de los días de esta regla son cincuenta y dos semanas, todas las cuales hacen un año completo. 31 Así se inscribió y fijó en las tablas celestiales, sin pasarse de un año a otro. 32 Ordena tú a los hijos de Israel que guarden los años por este cómputo: 364 días el año completo, y que no alteren las fechas de sus días y sus festividades, pues todo les acontece según su testimonio: no pasen un día ni alteren festividad. 33 Si infringen esto y no las celebran según se les ordenó, alterarán todas las fechas, y los años quedarán también desajustados: tanto estaciones como años se alterarán y transgredirán su norma. 34 Entonces todos los hijos de Israel errarán y no hallarán el curso de los años, descuidarán el novilunio, la estación y el sábado, y equivocarán la norma de los años.
35 Pues yo sé, y desde ahora te lo hago saber, y no por cuenta propia, pues ante mí está el libro escrito y establecida está en las tablas celestiales la distribución de los días, que olvidarán las festividades de la alianza y seguirán, con las fiestas de los gentiles, sus errores y su insipiencia.
36 Habrá quienes observen el aspecto de la luna; pero ésta varía las estaciones y se adelanta a los años, en cada uno diez días. 37 Por eso tendrán años que estarán alterados y harán infausto el día de revelación e inmundo el de festividad, y los confundirán todos, los días santos como
impuros, y los impuros como santos, pues equivocarán los meses, las semanas, las festividades y los jubileos. 38 Por eso yo te ordeno y te conjuro que los exhortes, pues tras tu muerte tus hijos se corromperán, no computando años de sólo 364 días, con lo que equivocarán el novilunio, la estación, las semanas y las festividades, y comerán la sangre de toda carne.

Noé y la vid. Hijos de Noé
7 1 En el séptimo septenario de este jubileo, en su primer año, plantó Noé una vid en el monte donde se había posado el arca, llamado Lubar, uno de los montes Ararat. Dio fruto al cuarto año, lo vendimió ese año en el mes séptimo y lo guardó. 2 Hizo de ello mosto, lo puso en una vasija y lo conservó hasta el quinto año, hasta el primero del primer mes.
3 Celebró ese día de festividad con regocijo e hizo un holocausto al Señor de una ternera, un carnero, siete ovejas añales y un cabrito en expiación por sí y por sus hijos. 4 Primero aparejó el cabrito, echando parte de su sangre sobre la carne del altar que había levantado. Colocó toda la grasa en el altar en el que ofrecía el holocausto al Señor y añadió la carne de la ternera, el carnero y las ovejas. 5 Puso encima masa con aceite, luego derramó vino en el fuego que había encendido sobre el altar y echó incienso encima, levantando un buen aroma agradable ante el Señor, su Dios. 6 Regocijóse y bebió de este vino él y sus hijos con gozo.
7 Era por la tarde; entró embriagado en su tienda, se acostó y se durmió, mostrando su desnudez mientras estaba dormido. 8 Cam vio a su padre, Noé, desnudo y, saliendo, se lo dijo a sus hermanos. 9 Entonces Sem tomó su vestido. Se levantaron él y Jafet, se pusieron el vestido sobre los hombros, se dieron la vuelta y cubrieron las vergüenzas de su padre, con el rostro hacia atrás. 10 Noé se despertó del vino, se enteró de cuanto había hecho su hijo menor y lo maldijo así:
-Maldito Canaán, siervo sea, sujeto a sus hermanos.
11 y bendijo a Sem:
-Sea bendito el Señor, Dios de Sem, y sea Canaán su siervo. 12 Dé holgura el Señor a Jafet; more el Señor en la morada de Sem, y sea Canaán su siervo.
13 Supo Cam que su padre había maldecido a su hijo menor y se ofendió con él, pues había maldecido a su hijo. Se separaron de su padre él y sus hijos -Cus, Misraim, Fut y Canaán-, 14 y se construyó una ciudad a la que dio el nombre de su mujer, Nahlatmehoc. 15 Jafet, al verlo, tuvo
celos de su hermano y construyó él también una ciudad a la que dio el nombre de su mujer, Adatnese. 16 Pero Sem se quedó con su padre, Noé, junto al cual construyó una ciudad en el monte, a la que dio asimismo el nombre de su mujer, Sedacatlebab. 17 Estas tres ciudades estaban cerca del monte Lubar: Sedacatlebab, ante la falda oriental; Nahlatmehoc, al sur, y Adatnese, al oeste.
18 Estos son los hijos de Sem: Elam, Asur, Arfaxad, que nació dos años después del diluvio, Lud y Aram. 19 Y los hijos de Jafet son: Gomer, Magog, Madai, Javán, Tubal, Mosoc y Tirás. Estos son los hijos de Noé.

Preceptos de Noé
20 En el jubileo vigésimo octavo, Noé comenzó a dar a los hijos de sus hijos normas y mandamientos y toda la legislación que conocía, exhortando a sus hijos a hacer justicia, cubrir las vergüenzas de su carne, bendecir a su Creador, honrar padre y madre, amarse unos a otros y preservarse de fornicación, impureza y toda iniquidad.
21 -Por estas tres causas ha ocurrido el diluvio sobre la tierra, por la fornicación que cometieron los custodios con las hijas de los hombres, contra lo que se les había ordenado. Tomaron por mujeres a cuantas escogieron entre ellas, cometiendo la primera impureza, 22 y tuvieron hijos
gigantes, todos ellos descomunales, que se devoraban unos a otros: un titán mataba a un gigante, un gigante mataba a un jayán, éste al género humano, y los hombres, unos a otros. 23 Todos pasaron a cometer iniquidad y derramar mucha sangre, llenándose la tierra de maldad. 24 Luego
pecaron con todas las bestias, aves, reptiles y sabandijas, derramándose mucha sangre sobre la tierra, pues el pensamiento y la voluntad de los hombres concebían error y maldad constantemente. 25 El Señor destruyó todo de la faz de la tierra a causa de sus malas acciones y por la sangre derramada en ella, 26 y quedamos nosotros, mis hijos, yo y cuantos entraron con nosotros en el arca. Mas he aquí que veo ante mí vuestras acciones, que no os conducís justamente, pues habéis comenzado a seguir camino de corrupción, apartándoos uno del otro teniendo celos mutuos, y que no vais a estar juntos, hijos míos, cada uno con su hermano. 27 Veo
que los demonios han comenzado a seduciros, a vosotros y a vuestros hijos, y temo por vosotros que, tras mi muerte, derraméis sangre humana en la tierra y desaparezcáis también de su faz. 28 Pues todo el que derrame sangre de cualquier hombre y todo el que coma sangre de cualquier carne, desaparecerá de la tierra. 29 No quedará ningún hombre que coma sangre o la derrame sobre la tierra, ni permanecerá su descendencia y posteridad viva bajo el cielo, sino que irá al seol y bajará al lugar de castigo; a la tiniebla del abismo serán relegados todos con mala muerte. 30 No aparezca sobre vosotros nada de sangre en el día que degolléis cualquier bestia, animal o volátil sobre la tierra; haced expiación por vuestro espíritu cubriendo la sangre derramada sobre la faz de la tierra. 31 No seáis como los que comen con sangre; evitad que se coma sangre en vuestra presencia.
Cubrid la sangre, pues así me ha sido ordenado exhortaros, a vosotros, a vuestros hijos y a todos los hombres. 32 No comáis el espíritu con la carne, no sea que sea reclamada la sangre de vuestra vida y la derrame cualquier ser carnal sobre la tierra. 33 La tierra no se ha de purificar de la sangre que se derrame sobre ella; sólo se purificará para siempre con la sangre
del que la derramó.
34 Así, pues, hijos míos, oíd y cumplid la ley y la justicia, para que con justicia seáis implantados en toda la tierra y se eleve vuestra gloria ante mi Dios, que me salvó de las aguas del diluvio. 3S Os iréis y construiréis ciudades, y en ellas cultivaréis toda clase de plantas sobre la tierra y árboles frutales . 36 Los tres primeros años será tal el fruto, que no se cosechará nada comestible. En el cuarto será sagrado el fruto y ofreceréis sus primicias, agradables al Señor Altísimo, que creó los cielos, la tierra y todo. Haréis igualmente ofrenda generosa de las primicias de la uva y el olivo, que se recibirán en el altar del Señor. El resto de lo que se reciba, cómanlo los servidores del templo del Señor ante el altar. 37 En el quinto año, permitidlo en justicia y rectitud, siendo vosotros justos y recto todo vuestro cultivo. 38 Así lo ordenó Henoc, su padre, a nuestro padre Matusalén, su hijo, y éste al suyo, Lamec, quien me transmitió cuanto a su vez
le ordenaron sus padres. 39 Y yo os ordeno, hijos míos, como ordenó Henoc a su hijo en los primeros jubileos, cuando él vivía en la séptima generación: ordenó y exhortó a su hijo y a los hijos de sus hijos hasta el día de su muerte.



... entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada ...
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